La Inteligencia Artificial (IA) redefine el ámbito educativo, al brindar a máquinas y programas la capacidad de realizar tareas que antes eran exclusivas de la inteligencia humana. Desde el aprendizaje hasta la resolución de problemas y la comprensión del lenguaje natural, la IA se convierte en una herramienta versátil que va más allá de la simple recuperación de información, utilizando algoritmos y modelos matemáticos, algunos inspirados en el funcionamiento de las redes neuronales humanas.
Uno de los exponentes de esta revolución es Chat GPT, un modelo de Inteligencia Artificial y procesamiento de lenguaje natural que promete aportar significativamente a la educación básica regular de nuestro país. Su potencial reside en la personalización del aprendizaje, ofreciendo asesoramiento adaptado a las necesidades individuales de cada estudiante. La capacidad de ajustar las experiencias de aprendizaje a habilidades y estilos específicos no solo mejora la comprensión de la información, sino que también potencia la autonomía y protagonismo de los estudiantes en su proceso educativo.
Sin embargo, para aprovechar plenamente esta herramienta, los docentes deben comprender su funcionamiento y aprender a diseñar experiencias de aprendizaje que maximicen su utilidad. Chat GPT puede no solo personalizar el aprendizaje, sino también agilizar la investigación y el análisis de información, sirviendo como asesor para la planificación de actividades y la adaptación de contenido a las necesidades individuales de los estudiantes.
Según el Ing. Hugo Enrique Vizcarra Valencia, docente de los cursos para docentes STEAM de la Universidad Peruana Cayetano Heredia, “A pesar de sus beneficios, la implementación de la IA en el aula no está exenta de desafíos. La capacitación de los docentes es crucial, no solo en el uso técnico de la tecnología, sino también en la pedagogía necesaria para diseñar experiencias de aprendizaje efectivas. Utilizar Chat GPT no se trata simplemente de obtener información, sino de diseñar experiencias que fomenten el análisis conjunto de la información, involucrando tanto a los estudiantes como a la IA en un proceso educativo enriquecedor”.
La integración de la Inteligencia Artificial en el aula depende, en última instancia, de cómo los educadores aborden estos desafíos, aprovechando al máximo las capacidades de la tecnología para potenciar el aprendizaje y la enseñanza en el siglo XXI.
