Después del impulso en el uso de la tecnología que dejó la pandemia; teléfonos inteligentes, tablets y computadoras se han vuelto esenciales para la vida académica de los niños en nuestro país, más de la mitad (59%) de los padres adquieren estos dispositivos con el objetivo de que puedan ser una herramienta de estudio para los menores.
Sin embargo, tomando en cuenta que esos dispositivos no siempre cumplen únicamente con los propósitos por los cuales fueron adquiridos, el reporte destaca un importante crecimiento en la adopción de aplicaciones de control parental por parte de los padres. Tan solo en Perú, el 47% de ellos hacen uso de estas herramientas.
Según los datos obtenidos por Kaspersky, dentro de las acciones que más inquietan a los padres de familia peruanos y en las que quieren tener una mayor supervisión están: los videos que sus hijos ven (65%), los sitios que visitan (63%) y los videojuegos que consumen (51%).
Uno de los factores más evidentes es que los menores hoy en día comienzan a utilizar estos dispositivos a una edad más temprana. En el Perú, uno de cada 10 niños que ya emplea algún dispositivo tiene menos de 5 años. A esa edad es imposible que ellos mismos mantengan buenos hábitos digitales al navegar en Internet.
Por otra parte, hay preocupaciones muy particulares que impulsan a los padres a querer supervisar más de cerca lo que hacen sus hijos en el mundo digital, como:
Seguridad y Privacidad – 64%
Que se vuelvan adictos a los videojuegos – 76%
Que su vida social, mente o físico se vea afectado – 63%
Que encuentren contenido que no entiendan – 61%
Que sus percepciones de la vida sean distorsionadas – 48%
Bullying cibernético – 35
Kaspersky, brinda los siguientes consejos que pueden ayudar a los padres a garantizar la seguridad de sus hijos en Internet:
Hable con sus hijos acerca de los potenciales peligros en línea.
Conviértase en “mentor” de sus hijos acompañándolos en las actividades que realizan en Internet. Anímelos a hablar acerca de su experiencia en línea y, en particular, de cualquier cosa que los haga sentir incómodos o amenazados.
Establezca reglas básicas y claras sobre lo que pueden y no pueden hacer en línea y explíqueles por qué. Enseñe a su hijo a actuar en línea de la misma forma que lo haría offline. Si hay algo que no enviaría, compartiría ni diría en el mundo físico, entonces tampoco debería hacerlo en línea.