En la constante búsqueda de adaptación a los cambios tecnológicos, la industria financiera está enfrentándose a la necesidad imperiosa de migrar hacia la nube y acotar la deuda técnica que arrastra hace varios años, lo que significa un cambio sustancial en la forma de pensar habitual que tiene la banca. Este movimiento no solo representa una evolución natural, sino también una respuesta estratégica a las demandas del mercado y las regulaciones emergentes. Temenos, empresa de software bancario, sostiene por qué es crucial que las instituciones financieras completen una migración total a la nube pública para aprovechar los beneficios que esta ofrece al sistema.
De acuerdo con un reciente estudio realizado por Temenos y Economist Impact, el 52% de los participantes en Latinoamérica considera que, en los próximos 5 años, los bancos prescindirán de sus propios Data Centers, optando en su lugar por la nube pública. Esta tendencia es corroborada por el hecho de que el 28% de los bancos en la región ya están focalizando sus inversiones en Software as a Service (SaaS) o soluciones en la nube, marcando el porcentaje más alto a nivel global.
“Ser pioneros en la adopción de la nube es más que una oportunidad; es una estrategia inteligente para los bancos que desean liderar la transformación digital en la industria financiera”, señala Alejandro Masseroni, director regional de ventas para Latinoamérica de Temenos.
“Al migrar tempranamente, pueden capitalizar los beneficios de la eficiencia operativa, la innovación y la adopción de criterios ESG (ambientales, sociales y de gobierno corporativo por sus siglas en inglés) al mismo tiempo que se anticipan a las normativas de los diferentes países donde operen, ya que según nuestro último estudio junto a Economist Impact, el 70% de los encuestados cree que próximamente una estrategia multinube será un requisito regulatorio”, complementa el ejecutivo.
Además de ser una herramienta fundamental en un contexto de transformación digital, la nube ofrece una serie de beneficios clave para la industria financiera, como:
1.-Eficiencia. La nube permite a las empresas optimizar sus recursos, reduciendo costos operativos al eliminar la necesidad de mantener infraestructuras físicas costosas y permitiendo desarrollos de nuevos productos y servicios en mucho menor tiempo. También, con la capacidad de escalar recursos según demanda, las organizaciones pueden evitar la subutilización de hardware y maximizar sus operaciones.
2.- Sostenibilidad y adopción de IA. A medida que crece el uso de tecnología intensiva en datos, como es el caso de la Inteligencia Artificial, encontrar el camino hacia un almacenamiento y procesamiento de datos más sostenible se hace crucial, ya que se espera que los Data Centers consuman el 13% de la energía mundial para el 2030, lo que se traduce en el 6% de la huella de carbono global. La nube permite prescindir de ese tipo de infraestructura, al mismo tiempo que favorece el tratamiento de altos volúmenes de datos de manera más eficaz.
3.- Mejores productos y personalización para clientes. La flexibilidad y escalabilidad de la nube permiten a las empresas innovar más rápidamente y adaptarse a las necesidades cambiantes de los clientes. Al aprovechar herramientas de análisis de datos en la nube, las organizaciones pueden recopilar información relevante para ofrecer productos y servicios altamente personalizados que satisfagan las necesidades de sus usuarios de manera más efectiva.
4.- Mejor capacidad para absorber grandes cargas de trabajo. La nube proporciona una capacidad de procesamiento y almacenamiento prácticamente ilimitada, lo que permite a las empresas manejar picos de demanda repentinos sin experimentar tiempos de inactividad ni degradación del rendimiento. Esto es especialmente beneficioso para aplicaciones web y servicios en línea que experimentan fluctuaciones en el tráfico.
5.- Seguridad. Los proveedores de servicios en la nube invierten en medidas de seguridad avanzadas, como cifrado de datos, antivirus y detección de intrusiones. Además, ofrecen servicios de respaldo y recuperación ante desastres que ayudan a proteger los datos empresariales contra pérdidas y ciberataques. Al migrar a la nube, las empresas pueden aumentar su postura de seguridad y mitigar potenciales riesgos asociados con la gestión de infraestructuras internas.