Según estimaciones de Newzoo, en el 2022, el mercado de los videojuegos generó $184,4 billones de dólares en el mundo. Hacia el 2025, la compañía proyecta que se llegará a los $211,2 billones. Esto también ha traído consigo el aumento en el número de jugadores. En Latinoamérica, Google calcula que, para el 2024, habrá una audiencia mayor a 325 millones de personas.
Además, durante la pandemia, la multinacional observó una redistribución de las audiencias gamer: el 24 % de los jugadores tenían entre 18 y 24 años; el 33 %, entre 25 y 34; el 24 %, entre 35 y 44; y, el 19 %, de 45 a más. Esto no solo ha tenido un impacto en el entretenimiento de las diversas generaciones, también les ha ayudado a desarrollar capacidades académicas, sociales y profesionales.
Si bien aún se están investigando los efectos de los videojuegos en las personas, ya hay indicios de que algunos estimulan las habilidades cognitivas, funcionales y emocionales. Por ejemplo, mejoran la inteligencia analítica, la memoria visual y la creatividad, capacidades sumamente útiles en el mundo laboral.
“Los videojuegos también pueden aplicarse a entornos no lúdicos, pues permiten desarrollar ciertas capacidades que son valoradas por las empresas. Algunas startups se encuentran estudiando la relación entre el uso de videojuegos y el desarrollo de competencias profesionales para ser más productivos”, señala Giancarlo Ameghino, Gerente de Gestión y Desarrollo Humano de Crosland.
Por otro lado, impulsan factores como el razonamiento lógico y el pensamiento lateral, ayudando a brindar más alternativas de solución a un mismo problema. Además, complementan los conocimientos técnicos con soft skills que incluyen liderazgo, pensamiento crítico, tolerancia al estrés, resiliencia, fijación de metas y gestión adecuada de recursos.
Los juegos de video se están vinculando cada vez más con el mundo profesional. De hecho, ya hay empresas que, inclusive, realizan procesos de selección gamificados. Así, se desafía a los postulantes en los videojuegos y se les coloca un puntaje según los retos que van superando.
A diferencia de un proceso tradicional, la gamificación permite obtener reacciones realistas y sinceras de los candidatos, ya que, gracias a los juegos de video, son colocados en situaciones en las que deben tomar decisiones concretas. Así, se evalúa su capacidad de respuesta, resolución de problemas y personalidad.
De acuerdo con una investigación realizada por ManpowerGroup, según el tipo de juego de video, se pueden desarrollar las siguientes habilidades profesionales:
Juegos de estrategia, rompecabezas, y preguntas y respuestas. Contribuyen a mejorar el pensamiento crítico, creatividad, resolución de problemas y percepción social.
Juegos de acción-aventura y de rol. Ayudan a la colaboración, comunicación, resolución de problemas, criterio y toma de decisiones.
Juegos en el mundo abierto. Mejoran la creatividad, colaboración, percepción social y coordinación.
Juegos de equipo, deportes y carreras. Aportan mejoría en el pensamiento crítico, colaboración, evaluación de sistemas, criterio y toma de decisiones.
Juegos de indie y música. Contribuyen a la creatividad, colaboración, coordinación y aprendizaje activo.