Los especialistas peruanos han estudiado la presencia de un retrovirus en pacientes con uveítis intermedia, una inflamación de la parte interna del ojo caracterizada por producir visión borrosa y percepción de manchas negras flotantes. Se trata del virus linfotrópico humano de células T tipo 1 (HTLV-1), el cual se puede contagiar de madre a hijo a través de la lactancia o a través de las relaciones sexuales y de las transfusiones sanguíneas. En el Perú, dos de cada 100 personas han sido infectadas por este virus, por lo que es considerado endémico en nuestra población. En algunos pacientes, el HTLV-1 puede también causar cáncer (como la leucemia o el linfoma) y parálisis progresiva de los miembros inferiores (conocida como paraparesia espástica tropical).
En la investigación, se evaluaron 389 pacientes con uveítis, de los cuales 74 presentaron uveítis intermedia. De estos, el 29.4% se asoció a una infección ocasionada por HTLV-1, siendo esta la segunda causa que ocasiona esta enfermedad. Este sería el primer reporte que describe este cuadro clínico que también es frecuente en Japón, África, Oceanía, y Brasilꟷ y su tratamiento en el Perú.
“Hicimos un seguimiento a los pacientes con uveítis intermedia por HTLV-1 durante varios años para determinar cómo se comporta esta enfermedad en el tiempo y saber si hay daños que conduzcan a la ceguera. Afortunadamente, en nuestros pacientes, los cuales han estado bajo tratamiento, no se han desarrollado complicaciones severas que los lleven a perder la visión. En general, es una enfermedad tratable y con buen pronóstico”, señaló el Dr. Carlos Siverio Llosa, autor principal del estudio y presidente del directorio de Oftálmica Clínica de la Visión, donde se atendieron los pacientes analizados.
El estudio, que ha sido publicado por la Sociedad Española de Oftalmología, fue realizado por dos médicos de Oftálmica Clínica de la Visión (Carlos Siverio Llosa y Gerardo Arana Kaik), uno de los cinco centros privados autorizados por el gobierno peruano para realizar trasplantes de córnea, y dos especialistas del Instituto de Investigaciones Clínicas y Epidemiológicas ‘Scientia’ (Tomás Galvez Olórtegui e Isabel Silva Ocas).
Por otro lado, algunas complicaciones presentadas fueron membrana epimacular (50%), catarata (21.4%) y glaucoma (7.1%). Asimismo, se concluyó que esta enfermedad se presentó, principalmente, en la segunda mitad de la vida, siguiendo un curso crónico (60.7% de los casos).
Nuevos hallazgos
Durante la investigación, se clasificaron tres tipos de episodios: agudos, recurrentes y crónicos. Además, se obtuvieron nuevas conclusiones sobre la uveítis asociada al virus.
“Si uno revisa publicaciones sobre uveítis intermedia que vienen de otras regiones, como Norteamérica o Europa, no se suele incluir dentro de las causas a este retrovirus, porque no es frecuente en dichas regiones. La mayor parte de trabajos sobre este tema provienen de Japón. En este estudio hemos hallado características no descritas anteriormente; por ejemplo, el aumento de la presión del ojo durante la inflamación en algunos casos”, afirmó el Dr. Siverio Llosa.